domingo, 8 de septiembre de 2013

La Maldición de Tutankamón







Los Nuevos Hallazgos

Recientes estudios han confirmado que al contrario de lo que se suponía hasta ahora Tutankamón no fue asesinado. Su muerte se produjo a causa de una fractura en la pierna, su curación se complicó y causó la muerte debido a una infección o simplemente por una hemorragia interna.

Este (el asesinato) era uno de los pilares sobre el que se basaba la leyenda o maldición de este faraón, aún así existen razones para pensar que tal cúmulo de muertes no se deben tan solo a una coincidencia.

La Maldición de Tutankamón

Por más de 3270 años su cuerpo había quedado oculto a los ojos del mundo. A la codicia y la maldad de la raza humana. Al igual que sus antecesores, Tutankamón había sido enterrado en el Valle denominado de los Reyes. Todos aquellos que reinaron sobre la misteriosa raza descansaban allí en uno u otro lugar. Por siglos el Valle de los Reyes había sido saqueado por todo tipo de maleantes, aventureros, conquistadores y, finalmente; los arqueólogos que deseaban los ocultos tesoros del lugar. El valle fue saqueado de una forma tal que sus paredes graníticas parecían un paisaje escapado de la Luna. Se llegó al convencimiento de que todos los Faraones habían rendido sus secretos a la Humanidad en una u otra forma. Pero aún quedaba una... Tutankamón.

Muerto en plena adolescencia en el año 1340 antes de Cristo, nadie sabía con exactitud en donde se hallaba su tumba. Howard Carter se encontraba trabajando para el gobierno de Egipto como Inspector General del Departamento de Antigüedades.

Había dedicado casi la totalidad de su vida científica a la tarea que le llevaba de la mano. El descubrimiento y conservación de los tesoros escondidos en las tumbas reales. Uno tras otro los arqueólogos que buscaban la tumba de Tutankamón se dieron por vencidos. Liquidaban sus expediciones y volvían a sus tierras y a sus Universidades contando lo que podía haber sido.

Solo uno permaneció expectante. Howard Carter estaba decidido a develar el misterio del Faraón adolescente. Desde 1917 se dedicó a excavar en los restos de los otros arqueólogos. No teniendo el capital suficiente, muchas veces él mismo tenía que emprender la tarea con algún estudiante, discípulo u obrero mal pagado. Excavaba en los sitios en que se había excavado con anterioridad por dos motivos. Primeramente porque de esta forma se ahorraba en mano de obra y por otra porque ya había camino adelantado en las excavaciones abandonadas. Era un juego rutinario pero que podía rendir frutos. La principal ventaja de Carter era su profesión. Residiendo en Egipto, trabajando para el gobierno tenía todo el tiempo del mundo para finalizar su tarea (si lograba el éxito). Los informes mostraban que, efectivamente; la tumba de Tutankamón no se había encontrado aún. Que estaba allí desafiando todos los esfuerzos para dar con su paradero. Por lo tanto Carter se dedicó a esta tumba especialmente.

El Descubrimiento de la Tumba

Y por fin, el 26 Noviembre de 1922 sus esfuerzos de varios años dieron el resultado apetecido. La entrada a la tumba fue descubierta. Dieciséis escalones que conducían hacia las profundidades (esto dio pié a la teoría de que Tutankamón solo tenía 19 años al morir.) Tras bajar los escalones Carter se encontró en una antecámara. Tras de él se encontraba Lord Carnavon, arqueólogo aficionado y el hombre que había suministrado el dinero para la tediosa y costosa operación de rescate, Carter se inclinó ante la puerta de granito. Una puerta maciza grabada con todo tipo de signos jeroglíficos. Bajo la puerta había una especie de rajadura por la cual podía verse hacia adentro. Carter se inclinó con su linterna y la enfocó hacia la Tumba Real. Por varios minutos permaneció inmóvil viendo lo que acabamos de describir. Los tesoros incontables que brillaban en la oscuridad y que adquirían dimensiones propias al ser violados por la luz eléctrica... casi 3500 años después de su desaparición.

-Bueno... ¿ves algo? -exclamó Lord Carnavon en el colmo del nerviosismo. Carter movió la cabeza afirmativamente.

-Veo cosas maravillosas... -susurró emocionado.

Los tesoros que yacían en aquella tumba, como diría Carter más adelante "estaban fuera del ámbito terrestre, sencillamente no tenían precio para ser evaluados." No andaba lejos de la verdad. Piedras preciosas en montones. Muebles de oro sólido, vasos de exquisita configuración, mantos reales conservados en perfecto estado, y finalmente un trono real de oro que por sí solo valía el rescate de un Emperador. Todo esto sin contar infinidad de pequeños objetos, cada uno de los cuales hubiese hecho las delicias de cualquier museo en el mundo a un precio de millones. Todo junto, lo contenido en las cuatro cámaras encontradas fue descrito por el arqueólogo americano James Breadstad como "Los inmensos e incalculables tesoros de un niño que dominó el mundo mucho antes de que se conociera Creta, antes de que Grecia fuera concebida o Roma creada... y cuando aún más de la mitad de la historia de la civilización estaba por escribirse".



Lord Carnavon a la izquierda a la derecha Howard Carter el descubridor de la tumba.

Y sin embargo, el momento más emocionante y remunerador tendría que venir dos años después, el 3 de debrero de 1924, cuando Carter y su cuadrilla finalmente abrieron la puerta en la última cámara, la dedicada a tumba del Faraón especialmente. Un grito de admiración escapó de la garganta en los pocos presentes. Estaban ante un masivo ataúd de granito de más de nueve pies de largo. Dentro del ataúd había otros tres más pequeños que a su vez se fijaban uno en el otro con pasmosa precisión. Los dos exteriores hechos de madera con incrustaciones de oro y piedras preciosas en la parte interna. Y el tercero y último conteniendo los restos del faraón adolescente hecho de oro sólido. Allí estaba el cuerpo momificado del faraón Tutankamón. Su rostro cubierto con una máscara que semejaba sus facciones aniñadas y también de sólido oro.


Carter y sus obreros no constituían los primeros violadores de la tumba. A las claras se veía que, ladrones del Valle de los Reyes habían penetrado en ella. Aún cuando ninguno de ellos se atrevió a tocar el ataúd real. Los sellos en las puertas habían sido rotos y arreglados nuevamente por los guardianes. Tutankamón fue violado en su descanso eterno por Carter. Estos históricos y maravillosos descubrimientos atrajeron la atención internacional en el acto. Cientos y miles de turistas llegaron al Valle de los Reyes desde todos los ámbitos del mundo. Caminaban por el polvo del desierto excavando, pateando y apartando cuanta piedra había en su camino con la esperanza de encontrar algún objeto precioso perdido.

Esto hacía que Carter tuviera que mantener continua vigilancia 24 horas al día sobre su descubrimiento. Pero aún más que los tesoros había algo que atraía la morbosidad de la multitud. Se corría entre los egipcios una leyenda. Se decía que todo aquel que violara la tumba del faraón Tutankamón encontraría muerte por su profanación. Una maldición ancestral, mística y horrenda que escapaba desde las gélidas paredes de la tumba subterránea y que detenía a todo aquel que se acercara a ella con la excepción de Carter y su equipo.

La Maldición cobra Forma

Sintiéndose muy solitario y cansado, Carter había instalado en la tumba - donde trabajó diariamente durante 16 años - una jaulita con un canario, cuyo canto ponía algo de alegría en el sombrío ambiente. Una tarde notó que el canto se interrumpía bruscamente y, al levantar la vista, vio una cobra (la serpiente guardiana de los faraones y encarnación de la diosa Edjo) devorando a su infortunada mascota...

La maldición comenzó a confirmarse. Lo que comenzó como un simple cuchicheo terminó por convertirse en trágica realidad, en apariencia. La muerte de Lord Carnavon fue el gatillo que disparó la imaginación del mundo entero. Murió el 5 de Abril de1923, apenas diez meses después de haber penetrado en la Cámara Real. George Edward Molyneus Herbert, más conocido como el quinto conde de Carcarvon había tomado la egiptología y la arqueología con la misma pasión que otros millonarios y miembros de la nobleza toman los deportes o la sociedad. Mientras que se encontraba en los días del sensacional descubrimiento fue picado por un mosquito en la mejilla izquierda. No le prestó la menor atención a la picada de mosquito, un incidente que ocurría día a día y a millares de turistas y locales. Una semana después, mientras que se afeitaba se cortó encima de la picada anterior.

De repente, un par de días más tarde comenzó a sentirse mal de salud. Y se agravó tanto que tuvo que ser trasladado al Cairo con urgencia. El 17 de marzo se conoció que una grave infección le había atacado la garganta, el oído interno y el pulmón derecho. Los doctores en El Cairo le dieron diversas inyecciones de suero que, aparentemente detuvieron el curso de la enfermedad. Sin embargo el 27 de marzo un ataque fulminante de neumonía se extendió por ambos pulmones.



Mascara funeraria de Tutankamón. 


Tras sufrir una terrible agonía plagada de dolores horrendos y deformaciones física, incluida la caída de todos los dientes, para el 4 de abril estaba muerto. Un continuado ataque de tos hizo que su corazón fallara a las dos de la madrugada. En ese mismo instante, Suan, su perra fox-terrier, comenzó a aullar en Inglaterra muriendo en brazos del mayordomo. La familia Carnavon, reunida en el hotel Continental Savoy en El cairo recibió la noticia por la enfermera que lo había cuidado. Nada más terminar la frase todo quedó a oscuras; un fallo en el suministro de energía dejó sin luz a toda la capital egipcia.

Inmediatamente y posterior a su muerte los rumores sobre la "maldición" se hicieron voces públicas que los periódicos y medios informativos tomaron de su buena cuenta. ¿Por qué? Se preguntaban ¿Un hombre con apenas 57 años, saludable y sin enfermedades anteriores había de sucumbir ante la picada de un mosquito? A estas alturas surge un egiptólogo que afirmaba haber "descifrado la inscripción que había sobre la entrada en la tumba" Según el Egiptólogo esta inscripción decía: "La muerte vendrá con alas ligeras sobre todo aquel que se atreva a violar esta tumba" Lo cierto es que la famosa inscripción jamás pudo ser encontrada nuevamente ya que los trabajadores de Carter destruyeron la pared que la tenía escrita.


Ref:002


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