martes, 19 de noviembre de 2013

El Holandés Errante y el barco fantasma


A día de hoy, en pleno siglo XXI, todavía se siguen haciendo películas sobre pueblos fantasma o barcos que van a la deriva en la inmensidad del océano.
Sin embargo estas historias son pura ficción. ¿Pero qué sucedería si afirmamos que realmente existen historias y relatos de barcos cuya tripulación ha desaparecido dejando únicamente al gigante de madera y acero vagabundear por las aguas de nuestro planeta?
Esto es precisamente lo que le sucedió al barco Holandés Errante. Cuentan las fuentes de la época que en el mes de Julio del año 1841, este barco, navegaba con rumbo firme y sin ningún tipo de contratiempo cuando, entró en una zona en donde la niebla era la principal protagonista.
Allí, ante la densidad de aquella niebla, nadie acertaba a ver nada por lo que la súbita aparición de otra embarcación supuso una colisión inmediata. Ni el capitán Hampson y ningún componente de su equipo pudieron hacer nada por evitarlo.
Inmediatamente toda la tripulación ante el enorme choque corrió de inmediato a sus puestos para comenzar con las posibles reparaciones que la embarcación pudiera tener. De hecho, el propio capitán Hampson, se aproximó a uno de los extremos del barco para comprobar que la tripulación barco con el que había colisionado se encontraba en perfecto estado, pero precisamente en este momento fue cuando la sorpresa del capitán llegó a unas cotas imposibles de imaginar.
En el otro barco, no había nadie… ¡Absolutamente nadie! Y todo ello a pesar que las velas parecían estar colocadas de la manera adecuada para navegar.
Pero lo más extraño fue esto, El rostro del capitán fue de estupefacción completa cuando, tras contarles lo que había descubierto a sus compañeros, giró de nuevo la vista hacia el otro barco y ya no estaba…
Había desaparecido y eso a pesar de que, en esos momentos, se gozaba de un amplio campo visual ya que la niebla así como el barco de pronto desaparecieron…

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